Considerada como la tercera revolución industrial, las impresoras en tres dimensiones se consolidan como el esquema de producción del futuro. Con estas máquinas de precisión se conciben desde tornillos o prótesis, hasta comidas, edificios enteros, obras de arte y tejidos corporales. Se pueden utilizar diferentes materiales como madera, acero, plástico o tejido orgánico. Cualquier individuo en su hogar puede confeccionar a muy bajo costo, piezas complejas que ya no se consiguen o que tardan semanas en llegar del exterior. Si una válvula del auto se rompió, basta con someterla a un escáner 3D para lograr el repuesto al instante.
Artículo completo: Clarín – Noviembre 2016